Nos escondimos con él yendo al techo. Nadie nos habría encontrado allí, y se acercó a mí y comenzó a jugar con mis pechos. Desde que era una niña con sobrepeso, mi cuerpo era genial. Ese amigo de la infancia flaco y flaco estaba viendo mucha pornografía. No paraba de contármelo. Empezamos a besarnos en el techo juntos, y luego empezó a jugar con mis tetas. Le abrí la vagina y eyaculó tan pronto como lo vio. Se limpió la polla con una servilleta y trató de meterla en mi coño. En realidad no iba a entrar porque tenía una polla pequeña. Pero se las arregló para satisfacerme. Me abrazó la cintura con las dos manos juntas. Se apoyó la cabeza en el pezón y estaba tratando de bombear. No le dije nada, y lo estaba intentando por su cuenta. Luego lo llevé a una alfombra en el techo. Luego lo dejé en el suelo y me senté en su polla erecta. Empecé a trabajar mi cintura y a saltar sobre ella. Lo estaba disfrutando muy bien y no estaba satisfecho. Allí me descargó y salió a empacar. Al día siguiente vino a nuestra casa y cerró la puerta tan pronto como entró en mi habitación. Sacó su polla y me llevó a la cama. Me quitó la parte de arriba y me separó las piernas. Puso su polla en mi coño y comenzó a bombear. Me folló durante una hora y le pregunté por qué no se corría. Pero luego me enteré y tuvo la ayuda de sus mayores. Me folló durante horas con el cyprey retardante. Yo había eyaculado mucho, pero él todavía no había eyaculado. Me jodió poniéndome en todo tipo de formas. El tipo de chico que vi follándome siempre me hizo reír. Sudaba mucho, y por eso escondía muchas servilletas conmigo.
Me ha encantado tener sexo con él desde que era una niña hasta que tenía esta edad. Porque tiene un tipo divertido, y a medida que crecía, comenzó a darme más placer. No importa qué, cuando lo miré, mi rostro sonreía. Me enamoré de él y se convirtió en el hombre que no podía dejar mi cama.